No tuvo la culpa de las cosas que ocurrieron,
un mar de dudas tal vez la impidio pensar con cordura.
Le amaba, y le continuaba amando, pero ya demasiadas veces se pregunto:
"¿A qué precio?"
Un caballero aparecio, con el corazon y el cariño por arma y el alma y la fe por defensa. Pues su armadura ya hacia tiempo que se oxido, y la espada se le quebro en alguna batalla.
Ese caballero nublo su ver y le demostro que ella, era excepcional.
Y ahora estaba dividida, entre el pasado y el futuro.
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"Caballero, lustra tu armadura. Es hora de pelear."
Cafe y ceniza para cenar...
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2 comentarios:
Me gustó:) un abrazo.
El mar, La mar.. MAR?
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